La tarta de manzana, el Te y mi tía Cristina...

Vienen tus amigas a tomar mate y no tenés nada rico para convidar. En la heladera hay manzanas y manteca y en la despensa harina y azúcar. Bueno, con esto tenemos una rica tarta de manzana que es siempre un clásico.

Comenzamos con harina, azúcar y polvo de hornear en un bol, a razón de dos tazas de harina y una de azúcar y una cucharada sopera de polvo de hornear. Entreverar bien. Cortar un trozo de manteca, como un tercio del paquete de 200 grs. y deshacerlo con las manos en la mezcla de ingredientes secos. Hacer que quede en trozos pequeños. Se puede pisar con un tenedor. Si lo vas a hacer con las manos hay que hacerlo rápido para que la manteca no tome temperatura, de lo contrario hacerlo con un tenedor. En este tipo de masas es mejor que la manteca se mantega fría. Cuando hayamos logrado incorporar la manteca sin hablandarla, tendremos una mezcla  granulada seca. Agregamos un huevo (si no hay, el resultado es bueno igual) y con algo de leche ir mezclando todo hasta formar una masa suave que NO SE AMASA. Se puede sustituir la leche por agua, jugo de naranja o jugo de hervir la fruta. Una vez lograda la masa se deja reposar un ratito, el tiempo que me llevará pelar y rallar las manzanas. Usar la cantidad que quieran, si hay pocas se usan pocas, si hay más la capa de relleno quedará más abundante. Rallar las manzanas y agregarle unas cucharadas de azúcar, un chorro de vainilla y una generosa cucharada de canela molida. Si lo desean le pueden agregar una pizca de pimienta y otra de genjibre, si no, está bien igual. Cuando tengo lista la fruta y ya prendido el horno, coloco la masa en la asadera enmantecada distribuyéndola con la mano hasta cubrir el fondo y un borde de unos dos o tres centímetros, tratando de no manosear mucho la masa. Cuando forré toda la asadera vuelco en el hueco la mezcla de manzanas, la emparejo bien y listo. Encima se le puede poner avena laminda o copos de cereal, pero esto es opcional. También se puede agregar a la fruta una o dos cucharadas de miel. Colocar en el horno y en diez o quince minutos estará lista. Esta tarta se puede servir con una bola de helado de crema y viene bien para una rica merienda de sábado a la tarde cuando las mujeres nos reunimos a hablar de nuestros temas, a pedirle a la abuela que nos cuente cosas de "su época" y nos muestre las fotos de cuando se casó, es una buena ocasión para invitar a la tía vieja que vive sola y a la que nadie le presta atención, estas tías suelen tener historias escondidas que seguro nos sorprenderán.

A mí me pasó cuando fui a visitar a mi tía Cristina, la más vieja de mis tías por parte de padre, y nos pusimos a tomar el té; y ella, como era sus costumbre, sacó un juego de té de cuando se había casado. Eran unas tacitas muy amorosas, llenas de flores y con un borde finito y ondeado que parecía una puntilla. La tetera era redonda y enorme, con una "panza" que pronto quedó tibia por el té y un pico que emanaba aroma de frutas y bosque que me trasportó a un lugar que yo no había conocido en esta vida. En medio de la charla se me ocurrió preguntarle a la tía si alguna vez se había enamorado. Ella entrecerró los ojos envuelta en el vapor dulce que emanaba su taza y con un trozo de tarta ensartado en el tenedor, me miró por encima de los lentes y me dijo "¿en serio querés que te cuente?" "por supuesto" respondí yo, intrigada por la mirada pícara de mi tía que no había visto antes. Y después de un largo sorbo de té que bebió empañando sus lentes, depositó la elegante tacita en el plato junto a una cuchara antigua y sin brillo y me dijo "... fue un amigo de tu tío, que......

y bueno, otro día les cuento el resto porque es una historia de pasión y amor que merece la pena otro té con la tía y otra tarta..... se los prometo para la próxima....

Gracias a tí, por acompañarme....