viernes, 17 de febrero de 2012

La nueva forma de alimentar a los niños



En los últimos tiempos hemos visto dos situaciones por las que pasan los niños de entre 1 y 10 años de edad: no comen nada o comen sin parar. Tenemos niños muy menudos, algunos que parecen demasiado delgados y por otro lado tenemos niños que tienden a ser obesos. La pregunta que nos hacemos es ¿qué estamos haciendo para que eso suceda? ¿Qué podemos hacer para mejorar? 
Para comenzar podemos tratar de escuchar que tienen para decirnos los niños y para eso no hay como quedarse callados. Primero, y es la primera vez que aconsejo esto; NO HABLAR DEL TEMA. Es muy  importante no hacer del tema "alimentación del niño" un tema de conversación en reuniones familiares y escolares. La queja "ay! mi hijo no come nada" o por el contrario "ay! no se que hacer para que no coma tanto". Dejar de hablar del tema en los cumpleaños, en las reuniones, por teléfono con las amigas de la mamá, en la sala de espera del pediatra, en la peluquería y sobre todo en casa cuando está el  niño presente y se habla de él como si no estuviera. (esto a los chicos NO les gusta)
En segundo lugar tratar de escuchar y ver con mucha atención qué trata de decirnos el niño con su actitud y cuál es y cómo es su relación con los alimentos y la cocina.
En tercer lugar y muy importante: COMO ES NUESTRA RELACION CON LA COMIDA. Qué cocinamos, con qué actitud; si nos quejamos todo el tiempo en la cocina diciendo cosas como "soy la esclava de esta casa, si no cocino yo, no cocina nadie" o "tengo que cocinar, no se que hacer, me tiene harta la cocina". Qué alimentos llevamos a la mesa?, donde comemos?, lo hacemos juntos? comemos mirando la TV?; Comemos apurados?, o nos tomamos el tiempo, saboreando, cumpliendo el ritual; qué importancia le damos a la alimentación? comemos cosas que nos hacen bien o es el antojo quien decide que se cocina ¿qué queremos comer hoy? Esto es muy válido cuando estamos muy bien conectados con nuestro cuerpo y podemos oírlo para que nos diga qué cosa necesita comer, pero ese no es el caso de la mayoría de las personas que no tienen idea que el cuerpo tiene mecanismos para saber qué es lo que necesita y en muchos casos lo llenamos de pastillas para una cosa y para otra. Así que quien rige la dieta de la casa es el antojo ¿qué queremos comer? y uno dice "pizza", otro dice "asado", el otro dice "milanesas con papas fritas" y "huevo frito" agrega otro y alguien pregunta "no hay coca cola?" Entonces después nos preguntamos porqué nos enfermamos y cómo es que no nos rinde el dinero.
Después de analizar estos puntos vamos a observar la despensa y la heladera, para ver qué fue lo último que compramos, qué tipo de alimentos priman, si las verduras, los enlatados, las pastas secas, la carne... en fín, ver qué es lo que hemos elegido. Esto nos va a dar una pauta de qué cosas habrá que cambiar en la próxima compra.
En cuarto lugar, DEJAR DE ROGAR "por favor come" o "por favor no comas más" y mucho menos recompensar si lo hace o si deja de hacerlo. En este punto la recompensa directa no genera cambios positivos, lo único que genera es la adopción de una conducta extorsiva que luego será usada en otros ámbitos con  otros fines (afecto, sexo). "Si comés todo te doy un premio" no es una buena manera de cambiar hábitos alimenticios. Por otra parte, los niños son muy astutos a la hora de encontrar los puntos débiles de los padres y usarlos para manipular. La ansiedad de las madres, y la culpabilización de los padres son dos elementos que no escapan al psiquismo del niño que pronto comienza a usar estas dos herramientas para lograr atención, cariño, regalos y permisos.
Cambiar la relación de un niño con el alimento es algo que va mucho más allá del hecho de comer o no; tiene que ver con estrategias de obtención de amor y atención por parte de los padres, con sentimientos de merecimiento que se desarrollan en los primero años de vida, si fueron y cómo fueron amamantados, con los vínculos más primarios, con la mirada de los padres y otros elementos del desarrollo psicológico.
En quinto lugar, CONTROLAR LA ANSIEDAD DE LOS ADULTOS, la disciplina no es algo que se fomente en nuestro desarrollo y así llegamos a grandes sin saber controlar nuestras ansiedades, miedos, curiosidades, deseos de expresar lo que sentimos y hasta las ganas de comer. Hacemos lo que queremos a la hora que se nos antoja, y por lo tanto no sabemos controlar la ansiedad que nos genera que el niño coma o no coma. Los adultos debemos ser capaces de esperar, de no hablar de un tema cuando no es adecuado, de poner un límite cuando viene un tío a llevar a los niños a comer a Mc. Donald o esos lugares de comida. Cuando el niño tiene dos casas: come una cosa en casa de la madre y tiene otra alimentación en casa del padre; y nadie le da importancia al tema porque hay razones que parecen ser más importantes como el factor económico, la comodidad, las discusiones entre los progenitores separados, la intervención de las nuevas parejas con sus intentos de "mejorar" las cosas o por el contrario cuando resulta muy molesto tener que cocinar para "esos niños" que son de la ex. Debemos poder dejar a los niños fuera de las luchas de poder entre adultos y no enseñarles a manipular con estas cuestiones.



EVITAR LAS PREGUNTAS ESQUIZOFRENIZANTES: 

Madre desde la cocina:      - ¿Martín, vamos a comer? 
Martín jugando:                  -"no quiero, no tengo hambre"
Madre alzando la voz:       - "vení para acá que vas a comer igual".

Si vamos a funcionar así, entonces para qué la pregunta. Si el niño dice que no quiere comer a la hora de comer, hay que respetar su deseo, pero hasta la próxima hora de comer no hay nada intermedio. Esta es la mejor manera de que respeten el horario de las comidas y que se sientan respetados en sus deseos, además de aprender responsabilidad sobre sus propias necesidades y acciones. Y si hay que salir, no comprar nada de comer en la calle, NADA,  aunque parezca que el niño va a desfallecer de hambre, no se compra nada hasta llegar a casa y merendar o cenar o lo que sea. Se aconseja llevar una botella con AGUA (NO REFRESCO O JUGO) 
No hay nada más útil para toda la vida que enseñar a los niños que todo lo que hacemos tiene consecuencias, es la mejor forma de comenzar a ser ASERTIVO.

COMO ALIMENTAR A LOS NIÑOS DE HOY


Lo mejor es empezar a VIVIR EXPERIENCIAS DE AMOR EN LA COCINA, de a poco, sin ansiedad y con mucha paciencia.
Comenzar por DISFRUTAR NUESTRA ESTANCIA EN LA COCINA, la de los adultos que cocinamos, mal vamos a poder trasmitir buenos hábitos alimenticios a los niños si nosotros odiamos la cocina o nos resulta indiferente. Comenzar por amar la cocina y lo que hay en ella. Hacer de este espacio de la casa un lugar para estar y disfrutar y allí comienza la aventura.

Cocinar con música, con una copa de vino redonda y fragante, con un delantal bordado de flores o heredado de la abuela, con bolsillos que esconden tesoros. COCINAR CON AMOR.
Invitar a los niños, degustar, oler, picar, pelar, que ardan los ojos, que pique la boca, que se sientan cosas!!!  Aprender a dejarse sentir, a estimular los sentidos, a cerrar los ojos y descubrir con la boca, a lamer, chupar, morder y encontrar la esencia escondida en el corazón de una fruta. A descubrir carozos y semillas y hacer adornos con ellos. Un niño debe tener su banquito y delantal para ir a la cocina con mamá o papá (siempre acompañado de un adulto).
 Ver la elaboración de alimentos es presenciar la química y la física en plena acción, ni hablar de la magia y la alquimia.
Contar cuentos mientras cocinamos, historias viejas, de cuando nosotros éramos chicos, de nuestras madres y abuelas, historias verdaderas y otras inventadas, dejar que el vino suelte el duende de las anécdotas olvidadas y haga venir la risa para llenar la cocina junto con los aromas de sopas, caldos y verduras al son de la pimienta, el comino, clavo de olor y canela. JUGAR, JUGAR Y JUGAR en la cocina.
Comer es un ritual, una fiesta y un placer, no se puede obligar o privar HAY QUE ENSEÑAR A COMER LO JUSTO, ni más ni menos, lo que necesitamos para crecer, para sentir felicidad y estado de paz interior, de amor.
Por lo tanto juntos, vamos a ir encontrando cuánto y qué comer, vamos a ir eligiendo, respetando nuestro cuerpo y el del otro, escuchándolo para saber qué es lo que necesita. Rescatar el olfato en la cocina, saber cuando algo está listo sólo con olerlo... oler, tocar, mirar, escuchar, saborear es la forma de experimentar, de vivir.
Un plato puesto en la mesa a veces no cuenta la historia que tiene detrás, contemos la historia juntos, padres, madres, abuelas, niños y niñeras en la cocina, contando, cantando, danzando.
Y no hay excusas de "no tengo tiempo" "estoy cansado/a". Si no tengo tiempo o estoy cansado para hacer esto, es porque le estoy dando más importancia a algo que no la tiene, me estoy engañando, o no estoy siendo sincero con mis intereses.
Hay gente a la que no le gusta la cocina, bien, mi recomendación: reconciliarse con la cocina, de a poco, ir tomándole el gusto. No tiene que gustarnos a todos, pero seguro en la casa hay alguien a quien le gusta y si no, se puede contratar una cocinera una o dos veces por semana, o invitar a una amiga, abuela, tía, madrina, cuñada.. en fin ...alguien. Hoy día hay muchos hombres a los que les gusta cocinar y lo hacen muy bien, pues entonces hombres a la cocina!


Hasta la próxima!!!! Suerte!




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